Península

Yucatán: congreso, trampolín político

Redacción/Sol Quintana Roo

Yucatán.- ¿Sirven al pueblo o se sirven del pueblo? Esa es la gran pregunta que se deben hacer los ciudadanos sobre los diputados locales, así como analizar a fondo el papel que juegan cuando son electos para llegar al Congreso del Estado, para supuestamente velar por los intereses de los yucatecos más necesitados.

Nadie puede servir a dos señores. La mayoría de los diputados comienzan a hacer su carrera y utilizan al Congreso como trampolín político para brincar a una diputación federal, convertirse en senadores o aspirar a una alcaldía o gubernatura. Es por ello que están amarrados de manos: o sirven al pueblo o priorizan su propia agenda.

Desde anteriores legislaturas se ha vuelto una práctica recurrente que los diputados, para aparentar que están trabajando en favor de los ciudadanos, van proponiendo una serie de iniciativas que, a pesar de ser aprobadas, la mayoría de las veces son leyes que no benefician en nada a los yucatecos.

Ellos han dejado de ser una garantía de defensa al pueblo. Lejos quedaron los tiempos en que los diputados realizaban recorridos en las colonias, comisarías y municipios o recibían a la ciudadanía en sus cubículos legislativos, donde el legislador recogía y hacía suyas las demandas de sus representados.

Tal es el caso de la legisladora panista, Karem Achach, que a pesar de pertenecer al tercer distrito, rara vez lo recorre, como si no fuera parte de sus obligaciones legislativas; aunque sí cobra grandísimas cantidades de dinero y demás prestaciones como vales de gasolina y despensa, que solamente con estos dos apartados es más que abundante.

Si hoy los legisladores, con subir de vez en cuando a la tribuna legislativa, dar una plática, entregar plantas o un balón, estar en inauguraciones y posar para la foto, es trabajar por la gente, entonces queda claro que las demandas como las de Movimiento Hormiga no tendrán nunca respuesta, ya que primero es el glamour político.

Es fundamental que los diputados regresen a sus orígenes. Los ciudadanos demandan el apoyo presencial de sus legisladores, por lo que aquellos que solamente utilizan sus cargos para selfis y discursos baratos, pero nunca quieren atender a su gente, están siendo ajenos por completo de las demandas ciudadanas.

Aprueban iniciativas de ley no porque realmente les interese beneficiar a sus electores, sino más bien lo hacen para que vean que están trabajando. Para buscar otro puesto y tener los votos de esa gente que deberían defender.

A los diputados no les interesa mucho el pueblo, a ellos solo les importa la simulación, aparecer gritando y oponiéndose a leyes que al final la mayoría aprueba. Si tanto velan por los intereses del pueblo, ¿por qué no presentan iniciativas que afecten a los empresarios que consiguen contratos directos del Ayuntamiento y del Gobierno del Estado?

Un ejemplo es la aprobación del impuesto predial por el Ayuntamiento, que golpeó directamente al bolsillo de los trabajadores: hablan y hablan, pero finalmente lo aprueban. Fingen estar en contra, pero, ¿por qué no hacen una campaña para informar a la gente de los alcances y consecuencias del aumento propuesto por el Alcalde?

La gente sabe lo que publican los medios, pero estos se limitan a replicar boletines oficiales; el ciudadano sabe que aumentaron el impuesto predial, pero no sabe en cuánto, que incluso hay lugares donde aumentó el 65 por ciento y que aumentó el ISAI. Todo eso no lo saben, entonces, ¿en dónde está la defensa?

Hoy los ciudadanos están más solos que nunca, las luchas o problemas que tengan los tienen que resolver por sí mismos, pues lamentablemente la mayoría de nuestros representantes populares nunca están disponibles y la pandemia ha sido el mejor pretexto para negarse en atender a la ciudadanía en general.

Aunque el edificio donde despachan nuestros legisladores es público, cuyo mantenimiento, sueldos y demás gastos proviene de los impuestos de los ciudadanos, por lo que lamentablemente legislaturas van y vienen y el famoso cambio no existe

Por si fuera poco, habría que agregar que son unos flojonazos todos los diputados estatales de Yucatán, ya que esta semana que concluye se la pasaron ausentes en el Congreso del Estado.

Por ejemplo, hace un par de días no acudieron a trabajar los legisladores Manuela de Jesús Cocom Bolio (PAN), Rafael Alejandro Echazarreta Torres (Morena), Harry Rodríguez Botello (Verde) y Eduardo Sobrino Sierra (PRD).

Pero como todos justificaron su falta ante la Mesa Directiva, no les descontaron un peso, práctica que persiste con los años, ya que sin importar el partido que tenga el control del Legislativo, los diputados siempre se protegen entre ellos.

De esta forma podemos ver que muy posiblemente los diputados de Yucatán sean los más flojos de México, pues se la pasan faltando y en caso de acudir a sus oficinas no asisten a las sesiones de comisión.

Eso sí, cobran puntualmente sus casi 50 mil pesos de sueldo base, más bonos, vales de despensa y de gasolina, además que se acercan sus vacaciones de Semana Santa, por lo que no se presentarán a trabajar 15 días y luego tienen receso de mes y medio.

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